29 ago 2010

PLEITOS IDEOLÓGICOS Y ERRORES BUROCRÁTICOS …

… sumieron en el olvido al insurgente Pedro Moreno, aliado de Mina y flama de la Independencia en Jalisco y Guanajuato

Bertha Hernández | Nacional7Crónica

Domingo 22 de Agosto, 2010 |

Caudillo. Pedro Moreno se volvió, tras la muerte de Morelos, uno de los líderes que sostenían la lucha insurgente. Foto: Archivo

01:50 1925: entre las prisas, se quedan fuera los nombres de dos caudillos
01:50 Glorias y hechos de Víctor Rosales

Aunque fue homenajeado como benemérito de la patria desde 1823, Pedro Moreno, nativo de Lagos, es menos conocido que el resto de los caudillos insurgentes. Es una de esas historias donde se han sumado las luchas ideológico-políticas con los errores y las prisas. Su nombre se omitió, en 1925, de las placas de los sepulcros en la columna de la Independencia, porque faltaba tiempo y se acercaba la fecha del traslado.
Pedro Moreno (1775-1817), nacido en Lagos, se sumó a la lucha insurgente hacia 1813 o 1814. A la larga, este hacendado próspero que resolvió abandonar su vida cómoda para volverse independentista, se convertiría en el gran aliado de Xavier Mina.
Su radio de acción eran las cercanías de su hacienda de La Sauceda, en lo que hoy es la frontera entre los estados de Guanajuato y Jalisco. Sus acciones de armas llegaban hasta Zacatecas y se le conocía en las poblaciones guanajuatenses. Refugiado en la sierra, donde libraba guerrillas como en otras regiones lo hacían Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria, construyó el Fuerte del Sombrero, escenario de sus planes conjuntos con Mina.
Allí sufrieron el asedio de Pascual Liñán que terminó en muerte y derrota para los insurgentes; murieron fusilados 200 de los soldados de infantería de Moreno. En fuga, llegarían al Rancho del Venadito, donde la traición facilitó un ataque inesperado que terminó con la campaña de Mina y desbarató el núcleo insurgente de la región. Con espada en mano, Pedro Moreno dejó la vida en una acción militar que le valió al Virrey Apodaca el título nobiliario de conde de El Venadito.
El destino de la cabeza de Pedro Moreno es incierto. Los testimonios lo retratan enfrentando el sorpresivo ataque que le costó la vida a él y a Xavier Mina. Como Moreno muere peleando con las tropas enemigas, al caer, su cuerpo es decapitado y la cabeza se lleva como trofeo de guerra. Lucas Alamán negará después el hecho, pero la mayor parte de los testimonios coinciden. Años después, a la hora de exhumar los restos de Moreno, ya no fue posible dar con la cabeza; algún pariente la había rescatado y sepultado.
En este año de centenarios, algunas huellas del insurgente de Lagos resurgen. Por exigencia de estudiosos y políticos jaliscienses, el nombre de Moreno será colocado en la cripta de la columna de la independencia donde permaneció 85 años sin nada que hiciese constar que el monumento porfiriano era también su tumba.
Hará cosa de un año que Moreno, encarnado en la figura del actor Pedro Armendáriz Jr...., está al alcance de los aficionados a las películas históricas en el filme Mina, Viento de Libertad, de 1976, y dirigida por Antonio Eceiza y que ahora se puede encontrar en formato DVD.
La serie de monedas conmemorativas del Bicentenario del inicio de la Independencia, emitidas por el Banco de México, también incluyen su efigie, al igual que la serie iconográfica diseñada por el gobierno federal.
En ambos casos, solamente se ha recuperado la descripción general que de él se ha transmitido a través de los años: “de alta estatura, robusto, casi obeso, de color blanco, de ojos grandes y negros, barba espesa y cabello castaño oscuro, de movimientos graves y finos modales.”
Quizá uno de los hallazgos editoriales relevantes de estos días da más elementos para
leer, desde la mirada de sus paisanos de Lagos, la figura de Moreno: la colección “Summa Mexicana”, a cargo del poeta e investigador Vicente Quirarte, ha rescatado un “curioso libro”, como decían los decimonónicos: Viaje a las ruinas del Fuerte del Sombrero, del cura liberal e historiador Agustín Rivera, donde se cuenta el viaje que el erudito laguense hizo, en 1875, a lo que quedaba del Fuerte del Sombrero, principal fortificación de las fuerzas de Mina y Moreno. Ahora que el Viaje… vuelve a editarse, Sergio López Mena, prologuista de la nueva edición, también viajó a las ruinas del fuerte.
Ahí siguen, ahora ahogadas por las aguas de la presa de la Sauceda, las ruinas del fuerte y de la hacienda del insurgente jalisciense. En su tierra, circulan algunas biografías novedosas que debieran circular para devolverle la humanidad.

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