29 ago 2010

1925: ENTRE LAS PRISAS, SE QUEDAN FUERA LOS NOMBRES DE LOS CAUDILLOS

1925: entre las prisas, se quedan fuera los nombres de dos caudillos

Bertha Hernández | Nacional/ La Crónica

Domingo 22 de Agosto, 2010 | Hora de creación: 01:50| Ultima modificación: 02:37

El reportero de El Universal Fernando Ramírez de Aguilar, que solía firmar como Jacobo Dalevuelta, andaba a las vivas en ese septiembre de 1925. Seguía con tenacidad los elementos que consolidaran sus afirmaciones ya publicadas: los restos de José María Morelos habían sido robados. El asunto tenía más vueltas de las que en un principio se figuró el reportero oaxaqueño, porque, más preocupado por probar su dicho, no reparó en el traslado y manejo de los restos de los demás caudillos de la insurgencia.
Orgulloso, presumió la exclusiva que llevaba a su periódico: hurgando en los archivos del Museo Nacional, Dalevuelta rescató y publicó “por primera vez en México” el croquis que, de ser cierto, mostraba el ordenamiento de los restos de los caudillos insurgentes en la cripta de Catedral.
Atenido al “cartón”, Dalevuelta se encontró con que era una sola urna para los restos de siete personajes: Xavier Mina, Víctor Rosales, Mariano Jiménez, Pedro Moreno, Ignacio Allende, Miguel Hidalgo y José María Morelos. En resguardo aparte, estaban los despojos de Mariano Matamoros.
Llama la atención que el reportero Dalevuelta, que firmó su compilación sobre el tema, “La odisea de los restos de nuestros libertadores” (Secretaría de Educación Pública, 1925), ostentándose como miembro activo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y de la Sociedad para el Estudio de la Historia Local de México, hubiera pasado por alto una de las normas de la historia y del periodismo: verificar la información.
Si lo hubiera hecho, se habría dado cuenta de la imprecisión del documento: además de mencionar la osamenta completa de Morelos, dato que Dalevuelta sencillamente desechó, el croquis aseguraba que, en cuanto a los restos de Rosales y Moreno, los primeros estaban enteros, junto a “toda la hosamenta (sic) del Exmo. Sr. General Don Francisco Xavier Mina”, y en cuanto a Moreno, quedaba “un pedazo de casco de calavera y otros huesos”. El pequeño problema consistía en que los testimonios de 1817 y la respetabilísima obra coordinada a fines del siglo XIX por Vicente Riva Palacio México a través de los siglos coincidían: la cabeza de Moreno nunca pudo recuperarse y los restos que llegaron a la catedral en 1823 precisamente carecían de cráneo. Pero Dalevuelta, como estaba concentrado en el asunto de los restos de Morelos, concluyó que el cráneo marcado con una “M” pertenecía a Pedro Moreno y así lo publicó.

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