17 ago 2010

PECAR COMO DIOS MANDA

Pasamos de una sexualidad libre a la castidad trasnochada: Eugenio Aguirre

Juan Carlos Talavera | Culturas

Martes 17 de Agosto, 2010

Historia. El libro analiza la sexualidad de las culturas náhuatl, maya, mixteca y zapoteca.

La historia de la sexualidad en México podría resumirse en una frase: pasamos de un pasado prehispánico con dioses que ejercitaron una sexualidad libre, tal como lo hicieron los dioses griegos, a un ejemplo impuesto de castidad trasnochada durante La Colonia, regida por un orden sexual aparente, indicó el escritor Eugenio Aguirre.
Al hablar de su reciente libro Pecar como dios manda. Historia sexual de los mexicanos, editado por Planeta, dijo que se trata de un ensayo sobre los orígenes de esa sociedad mexicana que siempre ha buscado desfogarse, tanto en el lenguaje como en la intimidad.
Cuenta que inició este libro hace un par de años y adelantó que realizará dos volúmenes más: uno dedicado a la sexualidad entre los siglos XVI y XIX, y otro más que irá del siglo XX al XXI.
Pecar como dios manda... recorre la historia de la sexualidad de las culturas náhuatl, maya, mixteca, zapoteca y los cambios que sufrió con la llegada de los españoles y la conversión al cristianismo, donde existió la idea de controlar la poligamia y la poliginia, así como el abuso de los españoles, que obtuvieron un sinnúmero de favores sexuales a cambio de conservar la vida.
“La actividad sexual entre las culturas prehispánicas fue muy intensa, tenía muchas variables y contaba con deidades que propiciaban el ejercicio de la sexualidad y otras que la castigaban o reprimían, pero algo importante es que contaban con una normatividad jurídica para controlar adulterios, violaciones o transgresiones que afectaran a la sociedad”, explicó en entrevista.
Sin embargo, para el autor, que recurrió a una centena de fuentes antropológicas, “la sexualidad prehispánica fue luminosa, rica, sensual y hedonista, vital y muy rica, pero cuando llegó La Conquista, la religión católica impuso una sexualidad restrictiva, limitada, donde sólo la contemplaba como forma exclusiva de procreación y no de placer o gozo carnal”, agregó.
GIGANTES LASCIVOS. Gran parte del volumen está dedicado a los pueblos originarios y repasa sus deidades e historias increíbles como: los sementales y comelones prehispánicos más famosos, la Lucrecia Orgia azteca, una visión del pecado nefando, el lesbianismo, voyerismo, incesto, pedofilia y orgías; la leyenda del enano de Uxmal, los gigantes lascivos y sodomitas, la leyenda de Cozijoeza, entre otros.
Para Eugenio Aguirre, las deidades de la época prehispánicas se comportaban igual de sexuadas que los dioses griegos, tal como Homero los describió en La Ilíada y La Odisea, donde escribía que “mientras los hombres lidiaban sus negocios carnales en la tierra, los dioses intimaban en el éter con furibunda alegría”.
“De tal suerte que al revisar los mitos fundacionales, es posible hermanar a un zapoteca, un tolteca o un mexica con un espartano, ateniense o romano”, dijo.
Esta comparación permite hermanar las similitudes de los mitos fundacionales, lo que no sólo hermana el pensamiento humano a través de siglos y latitudes distintas, sino comprender que “el ejercicio de la sexualidad puede ser un ejercicio luminoso y creativo, no soterrado como ha enseñado la visión judeocristiana a lo largo de siglos”, detalló.
Finalmente, recordó, la sexualidad es tan importante en el pensamiento humano que muchas de las grandes obras de la literatura tienen un contenido erótico importante y el mundo no sería el mismo sin Madame Bovary, de Gustave Flaubert; Rayuela, de Julio Cortázar, y su inolvidable personaje La Maga; El amante de Lady Chatterley, de David Herbert Lawrence, e incluso los excesos del Marqués de Sade.

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