11 ene 2011

MANUAL DE EXTRANJERÍA

11
Ene

Publicado por altDelfina Acosta  POEMAS DEL AL MA

Manual de extranjeríaSe sabe que para muchos la migración es un proceso doloroso porque hay que dejar las querencias, el lugar físico donde uno construyó ya una parte importante de su vida económica y emocional, el hábito a una religión determinada en un templo, el apego a las amistades que engrandecen el ánimo a través de las prácticas de las mismas costumbres que conforman el estilo de un pueblo.

Migrar, sin embargo, por eso de las golondrinas, de las oscuras golondrinas, es casi una natural forma de vivir de los seres humanos desde que los barcos se echaron a la mar y los carruajes a la tierra polvorienta.

Los españoles vinieron a América y se quedaron con nuestro oro, pero levantaron una América próspera y sólida que a la vez fue el sueño y el camino a la salvación de muchos europeos que sufrían la tragedia de la Segunda Guerra Mundial.

Los italianos nos trajeron sus costumbres, su talento, su conversación animada, casi bulliciosa, su tenacidad en el trabajo. Y de ellos, de los italianos, queda una obra rica en construcción y arquitectura así como en artes y en ciencias en el Paraguay.

Los migrantes son esos seres que deben aprender a convivir con los extranjeros sin perder, conciencia de por medio, sus raíces.

La historia del mundo es la historia de la migración, por eso tal vez ella es tan diversa y abierta a tantas interpretaciones.

En el poemario Manual de extranjería, Martha Rossi nos acerca sus sentimientos más íntimos de migrante.

El libro lleva el sello editorial de Servilibro.

Sus palabras, elegantes y melancólicas, se desplazan por un ayer cuando nos dice en su poema “Parque Field”:

Había sol/ El jardín atrapaba el cielo/ Los chicos/ Eran pura felicidad./ A veces pienso/ Pobre gente que no tuvo/ Que no sintió en los huesos/ La alegría apacible./ Pobre/ Si no recuerda agradecida/ Ese momento simple,/ La íntima certeza de pensar:/ Sí, yo fui feliz.

Se cumple que Martha ha sido feliz en Argentina, siendo niña. Y eso es bueno. Es hermoso y sublime que los niños que alguna vez dejaron su patria hayan disfrutado a pleno pulmón del aire y de la avaricia de la brisa con olor a limones o azahares.

Estos poemas son leves. Apenas trajinan sobre el papel.

Tienen un sentimiento de nostalgia.

De amor.

De dolor, a veces.

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